Eternamente agradecida

En ocasiones. cuando crees que nada puede ir a peor, acontece algo que te hace cambiar de parecer... en cambio, cuando crees que nada puede ser mejor, te equivocas, porque siempre habrá algo que lo haga superior. Con razones poderosas para creer en algo grande, en Ti, q haces que la vida vivida por mí sea sorprendente, por ello eternamente agradecida.

Desvirtuando la realidad

Una reflexión antes de irme a dormir: pienso de qué puedo hablar hoy... algo que no haya dicho ya... algo que merezca la pena... algo sensible, extravagante, que se pueda esbozar en un blog o con trazos de una pluma, palabras desdibujadas por el sentimiento de quien las escribe, términos extraños que no se entienden, cargados de complejas metáforas que agotan al lector que se empeña en tratar de comprenderlas... relatos cortos, soñados, imaginarios e improbables... festejo de alegrias y añoranza de momentos que traen consigo la amarga tristeza... una vez más, desvirtuando la realidad, para no pensar mucho más allá...

Sin que tú lo notaras...

“Aquella tarde, en la que desde lejos te miraba, tu cuerpo vislumbraba a la caída del sol, una mera sombra entre escombros de lo que yo recordaba en aquel instante… que se hizo poderosa cuando me di cuenta de que eras tú a quien buscaba… Buscaba tu mirada, tu sonrisa, tus tiernas palabras… esos gestos de amor que tanto tiempo había deseado que salieran de ti, por los que tanto había llorado y que no eran para nada irreales; esos gestos que sin tú saberlo, quedaban retenidos en mi cabeza cual fórmula matemática a memorizar; esos gestos que tanto había rozado con las ideas, que tanto había imaginado que algún día pudieran estar dedicados a mí… esos gestos, los tuyos, los que tanto se hacían notar, que tanto me enamoraban y sin pudor yo miraba… se nublaban en la oscuridad de la noche que caía, atrapándome así en las ganas y el deseo que sentía… sólo pensaba en convertirme en un reflejo de lo que ansiaba, en subir hasta el cielo con dos alas de papel, en gritar tu nombre para desahogarme… en cerrar los ojos y añorar esos minutos que mis ojos habían logrado clavarse en ti sin hacerte daño, sin que tú lo notaras…”

(Extracto de lo que por mi cabeza puede pasar en cuestión de segundos...)

Cierro los ojos y veo...

Queriendo cruzar la delgada línea que separa los sueños de la realidad, para evadirme de la monotonía que vivo cada día... que no se deja hacer cosquillas, no hay quien la quiera acariciar... pero sí quien me hace caminar, y así desgastándola, yo no la pueda disfrutar...

Cierro los ojos y veo agua... veo planes fallidos, veo ilusiones perdidas, veo apatía, desgana, veo pocas corazonadas... de lo antiguo ya no queda nada; una pena que ya no vaya a volver, una pena que no quiera echarlo de menos para no dolerme, una pena que piense que no merece la pena decir nada más...

Cosas...

Con 2 pasos me resbalo, y sin ganas para ponerme en pie, trato con la imaginación de marcharme lejos... y aunque así no arreglo nada, me gusta pensar que en otro sitio puedo topar con lo opuesto de lo que vivo. Me paro a pensar por qué no me salen las cosas como quiero, por qué motivo marchan al revés; las buenas se me cruzan, me miran desde la acera de enfrente, y se ríen con malicia... las extrañas van y vienen sin sentido... las malas, afortunadamente, casi las desconozco... las tristes vuelan sobre mí... y las susurrantes aprietan para ahogar lentamente... las susurrantes, sí, ésas que rondan la mente pero no existen, ésas que de tanto pensarlas acaban por destruir los sueños y sacar lo peor de ti... ésas que te agobian, te apesadumbran... que te hacen ver lo que no quieres ver porque te hace daño... que te dan motivos para pensar que, en realidad, no todo es tan nefasto... un claro se abre entonces...